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El Muro es Alto.

El Muro es Alto.

No importa es mi reto.

La felicidad depende más de lo que ocurre dentro que de lo que nos sucede fuera; de las ideas que tenemos sobre nosotros mismos y sobre la vida.
Depende de todos los misterios que viven en el Bosque Mágico de tu Mente.
Dentro de tu mente lo tienes todo.
El Sol y la Luna, Las montañas y los valles.
Los colores del amanecer y las sombras de la noche.
La alegría de las cascadas y la niebla espesa que empapa el alma de nostalgias infinitas.
Dentro de tu mente está la mano que te acaricia y la piel que tanto añoras.
Si buscas dentro de tu mente, siempre encontrarás razones para ser feliz y también para permanecer en la tristeza.
Porque tu felicidad no depende de lo que haces ni tampoco de lo que tienes.
No depende de cómo sea tu cuerpo ni de que tengas más o menos dones.
Sólo depende de lo a gusto que estés
con lo que haces,
con lo que tienes,
con tu cuerpo
y con tus dones.
Básicamente, la Felicidad depende de que realmente quieras ser feliz y estés tan a gusto contigo mismo como para poder sentir todo el Amor de la Vida que te ha permitido existir.

(Autor Anónimo)

Sin embargo, cuando queremos aplicar estos conceptos en nuestras vidas surgen las murallas que impiden vivir la felicidad tal como queremos. Y es que nuestros hábitos, costumbres, creencias, absorvidos por el sistema de consumo y apariencia material nos detienen cual muralla invencible e invisible de toda posibilidad de siquiera acariciar la verdadera felicidad. Y entonces, no queda más remedio que auto-engañarnos y creernos felices porque tenemos esto o aquello, y/o porque conseguimos la "pareja que nos haga feliz". Nos convertimos en "Maestros del que Dirán" y manejamos muy bien el sistema; pues la apariencia se convierte en el objetivo central de nuestras vidas. El presente se distorciona por completo y la experiencia mágica de vida se convierte simplemente en un paseo, en un concierto, en un nuevo proveedor de sexo y dinero, etc.

El Muro es Alto para quien advierte la realidad y la felicidad dentro de sí mismo, pero por más alto que sea el muro depende de nosotros tomar la decisión de sobremontarlo o simplemente seguir como la gran masa humana: al compás de la inercia y dictados de las tendencias y creencias masificadas.

En definitiva, es más fácil quedarse mirando el muro y dar media vuelta continuando la marcha con todos los demás; es mucho más difícil decidirse y empezar a saltar por encima del muro.

Tu decides.

Hasta la próxima,

Juan de la Piedra

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