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Reiki & Ovnis

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Contradicciones Comunes

La gente cree en mil cosas que son totalmente incongruentes entre sí. Asi leía, muy entusiasmado, una entrevista que le hacían al escritor Ignacio Alcurí.

 

Quiero decirles previamente a este artículo, que juzgar a los demás es verdaderamente imposible y desde una perspectiva espiritual es un gran error. Sin embargo, tener un criterio de conducta es, a mi entender, totalmente necesario y conveniente, pues las circunstancias de la vida exigirán tarde o temprano una forma definida de actuar.

 

Una cosa es evitar los juicios a las personas que nos rodean y otra es verlas como seres indefinibles. Aquí el criterio y el sentido común se imponen.

Se me ha pedido que escriba sobre el fenómeno extraterrestre y la espiritualidad pues de acuerdo a mi último artículo algunos dirían que estoy cerrado a creer en la vida en otros planetas, galaxias o dimensiones distintas a las nuestras.

Vivimos en un enorme planeta y la vez en un gigantesco universo, desde nuestra perspectiva humana; no creo que seamos la única especie inteligente solitaria y confinada en un punto del universo. Es más, he visto ovnis inmensos arriba de mi casa y en otros lugares alejados en el Perú. Sin embargo, a pesar de lo emocionante de las experiencias visuales, no dejo así nomás que mi mente acepte creencias sobre la vida superior de los extraterrestres, ni tampoco en las multiples organizaciones que difunden credos supuestamente canalizados por personas contactadas especialmente para dar un mensaje harto trillado: Amor.

Estoy más bien seguro que muchas personas con ciertas habilidades, capacidades y magnetismo personal crean estupendas historias sobre civilizaciones extraterrestres. Pero negar totalmente la posibilidad de que existan, jamás. Lo más probable es que aún no haya tenido la oportunidad de conocer a fondo el tema extraterrestre; si ellos existen realmente estaría muy interesado en sostener un encuentro para un dialogo e intercambio. Mientras no tenga esa experiencia no me atreveré a afirmar que existen; pero tampoco negaré su posibilidad, sería necio de mi parte.

Lo que si es evidente es que las personas estamos listas para creer, y a veces no somos lo suficientemente exigentes en nuestras creencias, preferimos dejarnos llevar por un libro, una película, una foto o un personaje convincente. Para mi modo de ver no debemos caer en la incredulidad pues mostraríamos una mentalidad cerrada a otras posibilidades; pero tampoco debemos irnos al otro extremo de convertirnos en "crédulos" de todo lo que nos cuentan y desean que creamos. Para mí es preciso ser esceptico, es decir, una persona que comprueba en la medida de lo posible con su intuición, lógica y razón loa hechos observados. Es decir, tener la mente abierta a todas las posibilidades pero pasándolas por el filtro de la duda razonable.

Hace muchos años atrás leí en Las Memorias de Winston Churchil una anéctoda muy interesante. Decía que en Londres del año 1910 había surgido un gran temor a un monstruo marino que aparecía en las noches con grandes destellos de fuego y luz. El mismo Churchil cuenta que ese monstruo se llamó, luego de la Primera Guerra Mundial, "Submarino". O sea, mis queridos lectores, tengamos cierta prudencia al momento de afirmar ciegamente que el fenómeno Ovni sea necesariamente extraterrestre. Es más estoy seguro que están de acuerdo conmigo que no necesitamos a estas alturas que vengan de otras galaxias a decirnos que la solución está en el amor. Eso ya lo sabemos, el problema es como ponerlo en práctica para toda la humanidad.

Finalmente, decirles lo que les decimos a nuestros alumnos de Reiki: en vez de buscar contactos extraterrestres ¿que les parece si nos contactamos con los más débiles de nuestra sociedad para darles un poco de amor? Apoyen nuestras campañas sociales, que no son muchas pero que van directamente al ejercicio y puesta en práctica de los principios humanos, que como otras disciplinas importantes, el Reiki promueve y difunde.

Hasta el próximo jueves,

Juan de la Piedra
juan.delapiedra@gmail.com
Editor

 

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