Sueños y Realidades.
La realidad de los sueños.
El verano empieza a descender lentamente, como si no quisiera dejarnos de abrazar, pero cada mañana nos va anunciando con menor potencia solar, que pronto el otoño y sus vientos estarán entre nosotros.
Por muchas razones no pude esta vez disfrutar de las playas del norte de mi país, que sin temor a equivocarme son de las mejores de nuestro bello planeta; indudablemente vengo gozando de los paseos y caminatas por la costa de Lima y de buenos ratos en un club tradicional con playa y buenos restaurantes en Chorrillos. Pero mi sueño a fines del año pasado era darme una escapada a Máncora por unos 10 días y dejar que el sol, así como el agua de mar hicieran de mi un parroquiano más de las aldeas y balnearios. Pero no, esta idea y deseo placentero no fue posible esta vez. Pero seguiré preservando para el próximo año este sueño, y si las circunstancias son favorables, procuraré que sean 15 días de pleno descanso y diversión.
Las razones que impidieron mi traslado a Máncora fueron básicamente otros sueños, tal vez apremiantes y urgentes, que lograron ser prioritarios en mi criterio y deseo. Así es, en Lima tengo mi centro de acción profesional, amistades, así como un proyecto de convertir mi casa de campo en un pequeño albergue de invierno para grupos no mayores de 20 personas; además algunas obligaciones de trabajo que por circunstancias de terceros no tienen a veces cuando acabar. Entonces, a veces los sueños tienen que esperar su momento oportuno para ser. Es preciso ser pacientes.
A lo largo de muchos años he escuchado decir a grandes motivadores y maestros espirituales que "nunca debemos abandonar nuestros sueños", y aunque estos parezcan absurdos para los demás, o muy difíciles de alcanzar, debemos ser lo suficientemente fuertes para perseverar en su logro. Logrando un sueño no sólo satisfaces tu deseo, ilusión o meta, si no que también se genera bienestar en la comunidad en la cual vivimos.
Si siempre quisiste ser cantante o pintor, pues no debes dejar ese sueño. En cada sueño hay todo un mundo que refleja muchas verdades interiores jamás imaginadas o preconcebidas sobre tí mismo. Ese sueño es una síntesis del verdadero reflejo íntimo de tu ser; es una forma plástica que traduce todo ese potencial humano, único e indivisible que poseemos todos los seres que podemos soñar. ¿Pero cuándo estamos frente a un sueño, ilusión, deseo masificado o moda popular? ¿Cuándo podemos decir que estamos frente a un auténtico sueño personal?
Nuestro niño interior lo sabe. Es cierto, cada uno de nosotros sigue siendo niño, nunca dejamos de serlo; y en verdad sólo un niño sabe realmente cual es su auténtico sueño. Prácticamente venimos a este mundo con el sueño incluido.
En mis clases de meditación, que fueron varios años seguidos, hacía que los alumnos se enfocaran en su niño interior, les pedía que se visualicen duplicadamente. Por un lado, el estudiante se imaginaba que estaba en un jardín esperando a su propio niño interior, el cual aparecía de un momento a otro como cuando tenía la edad de 7 u 8 años. Era un juego de imaginación exquisito en el cual una misma persona se visualizaba en tiempo presente pero en 2 cuerpos distintos.
Cuando ambos se encontraban se generaba una sinergía y dinámica especial; el adulto tenía instrucciones precisas de hacer una pregunta clave a su niño: ¿qué deseas ser de grande?
No se imaginan las distintas experiencias que he podido gozar en tantas sesiones de meditación con el niño interior de mis alumnos, tampoco podría en tan breve espacio contarles tantos detalles que se dan en este tipo de meditaciones. Pero lo que si puedo decirles es que todos mis alumnos descubrían que tenían sueños bellísimos olvidados y a veces maltratados por el entorno mundano, o destruídos por sus parejas o familiares más importantes. La verdad es que nadie destruye sueños, es uno mismo que no soporta "la realidad" que nos presiona día a día y cuya fuerza permitimos nos deje llevar. El peor de los venenos para los sueños está en su relación con el éxito convencional que a todos seduce y atrae como la miel.
La mayoría de mis alumnos al dialogar con su niño interior re-descubrían sueños que habían abandonado por otros más "acordes con la realidad" y el sistema de deseos masivo de nuestra sociedad. Muchos alumnos al principio no entendían que había que asimilar bien el significado de esos sueños y luego interpretarlos adecuadamente a la luz de nuestra experiencia y madurez.
Recuerdo que Michael, luego de su encuentro con su niño interior, no dejaba de llorar. Al calmarse nos contó que de niño su madre lo había abandonado y entonces su sueño fue abandonar el país donde nació y algún día casarse, tener muchos hijos, protegerlos y amarlos en el mejor de los sentidos imaginables. Eso fue lo que hizo, cumplió su sueño; pero lo curioso era que no recordaba que ese había sido su sueño. Reconociendo su auténtico sueño no sólo entendió porque vivía en otro país lejos de su familia, era un hombre casado y tenía varios hijos a los cuales amaba y protegía correctamente. Michael vive su sueño hecho realidad.
No todos tenemos el privilegio de tener nuestro sueño hecho realidad; es más, no todos sabemos realmente cual es nuestro auténtico sueño. Los invito a meditar sobre sus sueños, vayan a su niñez, encuentrense asi mismos, preguntense y escarben sus sueños. Les aseguro que vale la pena.
Los sueños no son más que realidades por venir, nuestro deber es hacerlos cumplir.
Mucha luz en tu día,
Juan de la Piedra
Editor
1 comentario
Eduardo -
Por ejemplo tengo una amiga que quiere ser una cantante famosa, no cualquier cantante, sino famosa. Y veo como se le pasa la vida persiguiendo ese sueño ... debo aconsejarle que persevere en ese sueño? sabiendo que por muy buena cantante que sea no depende de ella, sino de toda una maquinaria?